lunes, 1 de abril de 2024

Versión Campusa de "Las Señas del Esposo" o "Estaba la Catalina"

Hacer participe, Transmitir, Difundir, Exponer, Distribuir, Poner en común, dar  lo que se tiene para disfrute de todos. En definitiva, Compartir, es lo que quiero hacer, en este día tan especial.

Tres hojitas de Aurel

Aunque solo sea en contadas ocasiones, el arduo trabajo de la investigación histórica y su redifusión te da pequeñas satisfacciones, que de algún modo compensan el tiempo invertido, en esta ocasión es la prestigiosa revista “Ritmo” la que al hacerse eco de la IX convocatoria del Concurso Internacional Amadeus de Composición Coral (CIACC) me llena de satisfacción, al ver el nombre de Villa del Campo asociado al popular romance “Estaba la Catalina” (téngase en cuenta que en lo referente a Extremadura el citado Romance suele ir ligado a Arroyo de la Luz), en esta ocasión el profesor y director del coro Amadeus de Puebla de la Calzada, Alonso Gómez Gallego, lo asocia con Arroyo de la Luz y Villa del Campo.

No deja de ser cierto, que al comienzo de los años 30, del pasado siglo, Kurt Schindler,  compositor Americano de origen alemán, realizó una grabación de este tema, en Arroyo de la Luz, y que años más tarde en 1952, el también americano Alan Lomax grabó el tema y posteriormente fue publicado en “The Spanish Recordings: Extremadura”.

Entre tanto el musicólogo placentino Manuel García Matos, realiza grabaciones y recoge datos por la alta Extremadura, de cuyo trabajo saldrán, “La Lírica Popular de la Alta Extremadura” y “El Cancionero de la Provincia de Cáceres”, en este ultimo, se incluyen cuatro versiones de “Estaba la Catalina”, “Las Señas del Esposo” o “Las Tres Hojitas de Laurel” (de las tres formas es conocido el romance) y es aquí donde la versión de Villa del Campo aparece íntegramente y por delante de las demás versiones, cuando García Matos, presenta la archiconocida versión de Arroyo de la Luz, lo hace como referencia “B” al tema 15, que es la versión de Villa del Campo, y en la nota “19” indica que sigue igual que la versión de Villa del Campo, y señala que a modo de estribillos interiores del romance, entre los versos se intercala y “¡viva el amor!” y “¡viva el andén!”. Posteriormente cita como “C” una versión de Descargamaria idéntica a la de Arroyo, para finalizar con la versión de Robledillo de Gata, citándola como “D” que es parecida a la de Villa del Campo.

Es de sobra conocido que las canciones coplas o romances, de tradición oral, no suelen ser de nadie, surgen de la voz popular, y como tal el viento las esparce aquí y allá, el pueblo las toma y adapta como suyas, y ya nadie sabe de donde vienen, ni adonde irán.

La carencia del sentido lógico suele ser habitual en canciones y romances  y en no pocas ocasiones la costumbre hace que apenas se noten o nos fijemos poco en ellas, la temática de las cuatro versiones, recogidas en el citado Cancionero de Cáceres, viene a ser la misma, pero con pequeños detalles que las hacen peculiares, en la primera versión, la Catalina está a la fresca, sentada en un verde Aurel, con los pies en la frescura, viendo las aguas correr, esto denota cierto sentido ya que el Laurel requiere frescura para crecer, la versión Arroyana sitúa a la Catalina sentadita en el andén, (según García Matos, ídem en la versión de Descargamaria) sin embargo en la versión de Robledillo de Gata, la acción se sitúa en el portal de la casa, y el nombre de la dama es Blanca, (esta versión viene a estar en consonancia con la esplendida interpretación de Acetre Folk Bilingüe https://www.youtube.com/watch?v=r_4CFIZKwcE  recogida en Olivenza, y muestra una vez más la riqueza del folklore, que ofrece versiones idénticas en localidades alejadas, obviando las más cercanas a su natural entorno) en ningún caso la Catalina se percata de la presencia del marido, no lo reconoce ni se extraña de que la llame por su nombre sin conocerla, ya que lo que esta en juego o se pone en valor, es la lealtad o fidelidad de Catalina, no es de extrañar que en ocasiones se sustituyan o añadan palabras sin sentido que busquen la rima, ya sea asonante o consonante.

En el segundo verso de la versión Arroyana que recoge García Matos, el andén remplaza al laurel, y se mantiene en los correspondientes estribillos,  tal vez sea una errata de Matos ya que tanto la versión que recoge Kurt Schindler en torno a 1930 como la recogida por Alan Lomax en 1952, en ese segundo estribillo se cita y ¿viva el laurel! sin que esta palabra se encuentre en el romance y carezca del sentido amoroso que tiene el primero.

En esta versión Campusa que destaca García Matos, muy armónica y compensada, se aprecian detalles personales, pequeñas pinceladas propias de la informante que imprime su sello personal, en esas voces tan particularmente Extremeñas que García Matos recalca, Faustina Sánchez Alonso, se mete en el personaje de Catalina, y dicta su propio estilo, no es Catalina quien dice Aurel, usté, lao, o casá, es ella la que habla imponiendo su propio estilo, demostrando que vivía y sentía el folklore. En dicha versión el Aurel es utilizado con doble sentido, primero como un lugar fresco y agradable, donde pacientemente espera Catalina y más tarde, entre las señas del esposo, aparecen las tres ramitas de Aurel, símbolo de buena suerte, el esposo regresa sano y salvo de la guerra y Catalina ha sido fiel.

Se desconoce porque Kart Schidler y Alan Lomax, no citan esta versión Campusa, sobre todo Alan Lomax, que en 1952 coincidió con García Matos en el Festival Folklórico de Palma de Mallorca, donde el americano grabó el ramillete de interpretaciones, las únicas en las que se puede escuchar al maestro placentino interpretar pindongos y paloteos, interpretados a flauta y madera ya que a falta de tamboril, el maestro golpea sobre una madera (posiblemente una mesa) y que produce esa extraña sensación de hacerlo sobre el aro del tambor.

Ante lo expuesto, sobran razones para defender los méritos de esta desconocida versión que merece ser citada y puesta en su justo valor.

                                         Estaba la Catalina o (Las Señas del Esposo)

Versión recogida en Villa del Campo por Manuel García Matos a Faustina Sánchez Alonso. Canción numero 15 del Cancionero Popular de la Provincia de Cáceres de Manuel García Matos, Melodía 33.

Estaba la Catalina
sentada en el verde aurel
con los pies en la frescura
viendo las aguas correr.
Pasó por allí un soldado,
un soldadito del rey.
- Dios te guarde, Catalina,
- Dios le guarde a usté también.
Oiga usté mi buen soldado,
que pregunta quiero hacer.
¿Ha visto a usté a mi marido,
que es soldado como usté?
- Si usted me diera las señas,
quizás le conoceré,
- Mi marido es alto y rubio,
alto y rubio como usté,
en el puño de la espada
lleva señas de marqués,
en el lao derecho lleva
todas las armas del rey,
y al otro ladito lleva
las tres hojitas de aurel.
- Ese soldado, señora
días ha que muerto es.
Yo me hallé en el testamento,
y en el entierro también,
y quedo en el testamento
que me case con usted.
- No lo quiera Dios del cielo
ni lo permita la ley
que mujer de mi linaje
se vuelva a casá otra vez,
una hija moza que tengo,
monja la pienso meter,
y un hijo mozo que tengo,
al rey se lo entregaré,
el padre murió en la guerra,
que muera el hijo también.
- Calla, calla, Catalina,
y mira y fíjate bien,
yo soy tu esposo amado
y tu eres mi esposa fiel.

                                                                                                               E, Moreno.

                                                                                                          Madrid 1 de Abril de 2024 

martes, 12 de marzo de 2024

La Feria del Campo, todo un referente



Victoriano Gutiérrez como Alguacil, Damas de honor, Presidente y Tamborilero oficial 1977. Foto de Olga Gutiérrez
Hermosa fotografía y no menos hermosos rostros de Campusas que hacen honor y dan credibilidad a la importancia comarcal de la feria. Foto cedida por Mariluz Gutiérrez y coloreada por Julián Nevado.

Villa del Campo, Toros, Feria de San Bertol 1974. Foto de Olga Gutiérrez.


El 28 de Agosto de 1964, en la sección “Vida en la Provincia” pagina 9, mediante uno de sus corresponsales residente en Pozuelo de Zarzón, el Diario Católico “Extremadura”, Como notas de actualidad, informaba del éxito de la tradicional feria de ganado que habían tenido lugar en el inmediato Villa del Campo, el corresponsal, además del éxito en las transacciones de ganado, elogia las fiestas a las que desde tiempo inmemorial con mayor intensidad concurren los forasteros y aprovecha para mencionar a un gran numero de paisanos que desde diferentes puntos de la geografía patria, acudieron a las fiestas del citado Villa del Campo, y termina indicando que aunque en aquella localidad no era fiesta religiosa pensaban consumir allí con sus familias, sus permisos veraniegos, lo cual leído entre líneas, viene a decir que la Feria y Fiestas del Campo era el mayor atractivo.

1977, foto centrada en Alguacil y Presidente

Entrada de Rafael Nevado.

No es que fuera nada nuevo, era lo habitual en el entorno, pero viniendo de Pozuelo, es un gran elogio.



Debido a la dificultad que puede entrañar la lectura del periódico en que fue publica, se transcribe íntegramente el texto.

 Extremadura: Diario Católico Año XLI Nº 13.050

28 de Agosto de 1964

Con motivo de las tradicionales ferias de toda clase de ganados que se vienen celebrando en el inmediato pueblo de Villa del Campo, a la que han concurrido un extraordinario numero de cabezas de ganado vacuno, lanar, cabrío, caballerías etc. y nos consta que se ejecutaron muchas transacciones y cuyas fiestas desde tiempo inmemorial tienen lugar con mayor intensidad y concurrencia de forasteros en éste, hemos tenido el gusto de saludar:

A nuestro querido amigo, teniente auxiliar de construcciones y electricidad, con residencia en Madrid, don Jesús Muñoz Camino, su distinguida esposa doña María Paz Sánchez Gil y sus hijos José, María Jesús y Marcelino que se encuentran en esta disfrutando sus vacaciones.

A don Justo Pereda. Domínguez, sargento del Regimiento de Infantería La Victoria, 28, de Salamanca y su esposa doña María Luz Gil Ruiz.

A don Antonio Paule Martín, sargento de Artillería con residencia en Madrid el que en fecha próxima contraerá matrimonia con la gentil señorita María de los Ángeles Ruiz Corchero.

Al secretario del Ayuntamiento de Jarandilla, don Francisco Sánchez Martín, su distinguida esposa, doña Araceli Simón Paule y su simpático hijo Carlitos.

Al sargento de la Guardia Civil del puesto de Peraleda de la Mata, don Andrés Paule Marcos, esposa doña Josefa Paule Marín e hijos.

A don Gervasio Font Plaza, cabo de la Policía Armada, con residencia en Gerona y su simpática esposa deña Isabelita Altuve.

A Rafael Tome Martín y su esposa Petra Amores, que residen en Francia. A Felipe Morcillo Simón y su esposa Eugenia García, que se encuentra, en ésta disfrutando unas vacaciones procedentes de San Sebastián.

A Eugenio Simón Marcos y su esposa Laudelina Sánchez  Peñasco, residentes en Alemania.

A Juana Roncero Silicio e hijos procedentes de Bilbao.

A José Gil Simón y su hijo José Luís, residente en Baracaldo.

A Zacarías Alonso Pulido, residente en San Sebastián.

Y otros muchos más, los cuales y a pesar de no ser una fiesta religiosa en esta localidad, pretenden consumir en ésta con sus familiares sus permisos de verano.



jueves, 7 de marzo de 2024

El Oro de Villa del Campo

 


1936 El Oro del Campo

Lejos de las cuestiones políticas, que las tiene y muchas, el hallazgo y elaboración de esta relación, ha supuesto para mi una gran satisfacción, la mención de tanta gente conocida me retrajo, tantos y tantos momentos, vividos junto a personas, que por naturaleza se han ido olvidando, entre estas personas están mis tres tías carnales, por otro lado, está la entrega y valía de un noble pueblo, que rebuscando en sus escasas pertenencias, encuentra cientos de piezas de oro y las entrega a la causa circunstancial en la que se ve envuelto, la extensa relación viene a dar suficientes pistas de los ornamentos o aderezos, habituales que complementaban la indumentaria local, también deja claro, que el oro más usado era de 14 quilates (oro bajo), a pesar de que son documentos de acceso publico y que en su día fueron publicados en un determinado medio de la época, y que cada cual, es muy dueño de defender sus intereses e ideales, tras un análisis preliminar, y a pesar de que la mayoría de las donaciones las entregaban mujeres que apenas sí habían participado en política, se descarta poner los nombres de las personas donantes, ya que en un reciente pasado, algunas de estas personas, jugaron un importante papel no acorde con la situación de aquel 1936, llama mucho la atención la fecha de las donaciones, apenas tres meses del alzamiento militar y por tanto la zona quedaba en la llamada zona nacional, sin la opción o posibilidad de elegir.

Lejos de las posibles interpretaciones ideologías, en su integridad original, el documento es muy valioso, ya que aporta nombres y apellidos de más de un centenar de mujeres, que por su actividad cotidiana no aparecen en otros documentos.

VILLA DEL CAMPO 5, 6, y 8 de Octubre de 1936

Relación de las alhajas entregadas para la Suscrición Nacional en oro a disposición de la Junta de Defensa Nacional de Burgos, por los vecinos del pueblo de Villa del Campo, que a continuación se detallan: Por evitar posibles roces ideológicos se suprimen los nombres de las personas donantes y solo se indica lo entregado por cada cual.

El cuerpo de abajo de un pendiente, oro bajo.

Un pendiente de oro bajo.

Tres cuentas de gargantilla y un pendiente de oro bajo.

Cuatro cuentas de gargantilla, oro bajo.

Catorce cuentas de gargantillas, oro bajo.

Una venera, un par de pendiente y dos trozos de oro bajo.

Un par de colgantes de unos pendientes, oro bajo.

Diecisiete cuentas de gargantilla, oro bajo.

Un colgante y asa de un pendiente, oro bajo.

Una gargantilla, y ajustador de oro de ley, un par de pendientes y dos colgantes de pendientes de oro bajo.

Un par de pendientes, rotos de oro bajo.

Una gargantilla de oro bajo.

Un par de pendientes de oro de ley,

Tres cuentas de gargantillas de oro bajo.

Un pendiente de oro bajo.

Cuatro cuentas de gargantillas y el colgante de un pendiente, oro bajo.

Un cordón con colgante de oro de ley y un ajustador de oro bajo.

Cuatro cuentas de gargantillas, oro bajo.

Un par de pendientes y un pendiente suelto, oro bajo.

Una cruz de oro bajo.

Un colgante de pendiente de oro bajo.

Un par de pendientes de oro bajo.

Doce cuentas de gargantillas, oro bajo.                    

Un colgante de pendiente de oro bajo.

Cuatro cuentas de gargantilla de oro bajo.

Tres cuentas de gargantilla de oro bajo.

Un par de pendientes, oro bajo.

Seis cuentas de gargantilla, oro bajo.

Un par de pendientes uno de ellos roto, y un colgante de gargantilla, oro bajo.

Dos cuentas de gargantilla, oro bajo.

Un ajustador de oro bajo.

Dos cuentas de gargantilla, de oro, bajo un trozo también de oro bajo y un asa de pendiente de oro de ley.

Dos colgantes de pendientes, oro bajo.

Un par de pendientes de oro bajo.

Un pendiente de oro de ley.

Un colgante de pendiente y siete cuentas de gargantilla de oro bajo.

Tres cuentas de gargantilla, oro bajo.

Dos colgantes de pendientes, oro de ley.

Un par de pendientes uno de ellos roto de oro bajo.

Un pendiente de oro de ley.

Un par de pendientes, oro bajo.

Dos colgantes de pendiente de oro bajo.

Dos colgantes de pendientes, oro de ley.

Un pendiente roto, oro bajo.

Dos colgantes de pendientes, oro de ley.

Tres cuentas do oro de ley.

Dos colgantes y dos cuentas de oro bajo.

Un pendiente y una cuenta de oro bajo.

Dos pendientes rotos de oro bajo.

Ocho cuentas y una argolla de oro bajo.

Dos colgantes de un par de pendientes de oro bajo.

Un par de pendientes de oro bajo.

Dos colgantes de pendientes de oro bajo.

Dos colgantes de pendientes de oro bajo.

Un par de pendientes, oro bajo.

Tres cuentas de gargantilla, oro de ley.

Dos colgantes de unos pendientes de oro bajo.

Cinco cuentas de gargantilla, oro de ley.

Un par de pendientes de oro bajo.

Un colgante de un pendiente de oro bajo.

Dos sortijas de oro de ley.

Dos colgante de pendientes, oro de ley.

Un portarretrato, ajustador partido y un alfiler de corbata, oro de ley.

Un par de pendientes, una cadena de oro bajo y una, cruz rota de oro de ley.

Una gargantilla con colgante, un una sortija de niña partida, de oro de ley y una cadena, de lentejuelas con colgante, oro bajo.

Dos colgantes de pendientes, oro bajo.

Un trozo pendiente de oro bajo

Un par de pendientes, una sortija y un asa de oro de ley.

Tres cuentas de gargantilla de oro de ley.

Un par de pendientes de herradura, otro par de pendientes arpofares, los colgantes de un par de pendientes, un pendiente suelto, una gargantilla sin cruz, varias cuentas de gargantilla, una venera, tres trozos de pendientes, dos trozos de sortija de oro de ley.

Una gargantilla de oro bajo y venera de oro de ley.

Una cruz de oro bajo.

Una cadena de lentejuelas con cruz, una, gargantilla con cruz, un ajustador de oro bajo y un par de pendientes, otro par desigual de oro de ley.

Un par de pendientes rotos de oro de ley.

Una gargantilla de oro bajo.

Un par de pendientes de oro bajo.

Los colgantes de un par de pendientes, oro bajo,

Un par de pendientes de oro bajo.

Un par de pendientes rotos de oro bajo.

Un par de dientes rotos de oro bajo.

Un alfiler, una gargantilla con colgante de oro bajo, tres pares de pendientes, una cadena con dos colgantes y dos sortijas de oro de ley.

Cinco cuentas de gargantilla, de oro bajo.

Los colgante de un par de pendientes de oro bajo.

Los colgantes de un par de pendientes de oro bajo.

Tres cuentas de gargantilla de oro bajo.

Cuatro trozos de  pendientes de oro bajo.

Cuatro cuentas de gargantilla de oro bajo.

Dos colgantes de pendientes de oro bajo.

Un par dependientes un colgante de un pendiente y tres trozos de un galápago, oro bajo.

Dos colgantes de pendientes de oro bajo.

Dos cuentas de gargantilla, y un pendiente, oro bajo.

Cuatro cuentas de gargantilla de oro bajo.

Un par de pendientes de oro bajo.

Una gargantilla con cruz oro de ley un par de pendientes, una venera de oro bajo.

Una gargantilla y un par de pendientes de oro bajo.

Una gargantilla de oro de ley, dos pares de pendientes de herradura uno de ellos roto de oro bajo.

Una gargantilla, unos pendientes y un ajustador de oro de ley.

Un pendiente, oro bajo.

Una, gargantilla oro de ley y un par de pendientes abrillantados, oro bajo.

Unos pendientes, oro de ley.

Una gargantilla con cruz, oro bajo y dos pares de pendientes, oro bajo.

Una gargantilla oro bajo.

Una gargantilla, oro bajo.

Una gargantilla, un par de pendientes y un ajustador, oro bajo.

Una gargantilla, oro bajo.

Dos colgantes de pendientes, oro pajo.

Cinco cuentas de gargantilla, oro bajo.

Un par de pendientes, oro bajo.

Una, gargantilla con cruz, un ajustador, dos pares de pendientes, oro bajo.

Un par de pendientes y tres trozos de pendientes, oro bajo.

Un par de pendientes y una cadena, oro de ley.

Dos pares de pendientes, oro bajo y una gargantilla, oro de ley.

Once cuentas de gargantilla, oro bajo.

Una gargantilla, oro bajo.

Una cadena de lentejuelas con cruz y dos pares de pendientes, oro bajo.

Dos colgantes de pendientes, oro bajo.

Una cadena de lentejuelas, oro bajo, y un sello, oro de ley.

Dos ajustadores, una, sortija con piedras, una, gargantilla con medalla, una esclava, un pendiente, oro bajo, un ajustador y un sello de niña, oro de ley.

Un colgante roto, cuatro pendientes, dos sortijas y tres trozos, oro de ley.

Un par de pendientes de herradura, oro bajo.

Un par de pendientes, oro de ley.

Un par de pendientes, oro bajo.

Una gargantilla y un par de pendientes, oro bajo.

Una gargantilla, oro bajo.

Un pendiente y parte de otro oro bajo, cuatro media cuentas de gargantilla y un colgante, oro de ley.

Una gargantilla, oro bajo.

Tres cuerpos de pendientes y diez cuentas de gargantilla, oro bajo.

Dos cuerpos de bajo de pendientes, oro bajo.

Un galápago, oro bajo.

Cinco cuentas de gargantilla, oro bajo.

Un par de pendientes, oro bajo.

Los cuerpos de abajo de un par de pendientes, oro bajo.

Los cuerpos de abajo de un par de pendientes, oro de ley.

Un par de pendientes, oro bajo.

Ocho cuentas de gargantilla, oro bajo.

Un par de pendientes y una cuenta de gargantilla, oro bajo y otra de oro de ley.

Un par de pendientes, oro bajo.

Los cuerpos de arriba, de un par de pendientes, oro de ley.

Cuatro cuentas de gargantilla, oro bajo.

Dos pares de pendientes, oro bajo.

Un pendiente y dos cuentas de gargantilla, oro bajo.

Un par de pendientes, oro bajo.

Un par de pendientes, oro bajo.

Cuatro cuentas de gargantilla, oro de ley.

Los cuerpos de abajo de un par de pendientes, oro bajo.

Una cruz de gargantilla, oro bajo.

Cuerpos de abajo de un par de pendientes, oro de ley y dos cuentas, de gargantilla, oro bajo.

Un pendiente de lazo roto y una cuenta de gargantilla, oro bajo.

Un par de pendientes de herradura, oro bajo.

Seis cuentas de gargantilla, oro bajo.

Un par de pendientes, oro bajo.

Un par de pendientes rotos, oro bajo.

Cuerpos de abajo de unos pendientes, oro bajo.

Un par de pendientes, oro bajo.

El cuerpo de arriba de unos pendientes, oro bajo.

Un trozo de gargantilla, oro bajo.

Cuerpos de abajo de un par de pendientes y seis cuentas de gargantilla, oro bajo.

Los colgantes de unos pendientes de vela, oro bajo.

Cuatro cuentas de gargantilla, oro bajo.

Los colgantes de unos pendientes de vela, oro bajo.

Los colgantes de un par de pendientes, oro bajo.

Cuatro cuentas de gargantilla, oro bajo.

Don Felipe Gordo Rodríguez y don Juan Antonio Manzano, miembros de la, junta Auxiliar de Villa del Campo, hacen constar que las alhajas comprendidas en la presente relación arrojan un peso total de ochocientos tres gramos (803) de oro y doscientos noventa y dos gramos (292) de oro de ley, que en bloqué han sido entregadas en la Caja, de Ahorros y Monte de Piedad de Cáceres, según resguardo numero 1.135, fecha de hoy. Cáceres, 17 de septiembre de 1936. Felipe Gordo y J. Antonio Manzano.

A todo esto habría que sumar las 25 pesetas de oro que Don Felipe Gordo Rodríguez había depositado en la sucursal del banco de España de Cáceres, el 19 de septiembre de 1936.

                                                                                                                                  E. Moreno

viernes, 19 de enero de 2024

San Sebastián Valeroso

Imagen de San Sebastián, Iglesia Parroquial “Nuestra Señora de los Ángeles” (Villa del Campo)

Foto cedida por Antonio Pariente Gutiérrez

San Sebastián valeroso,
vecino de la laguna,
oye cantar a las ranas
entre las doce y la una.

Hermosa imagen de San Sebastián, aunque libre de ataduras, cumple plenamente con los cánones establecidos, en torno al santo, cuerpo y tronco parecen fusionarse sin necesidad de ligaduras, y siguiendo la característica icnográfica de la mano derecha levantada, a la vez que fija el brazo en el tronco, la mano sujeta la corona que lo muestra como santo.

Detalle brazo derecho

San Sebastián fue un soldado romano, (la graduación varia según las fuentes) que ayudaba y alentaba a los cristianos encarcelados, y ejercía el apostolado entre sus compañeros, fue denunciado y Diocleciano que lo apreciaba, le obligó a escoger entre su posición militar o su fe religiosa, eligió su fe y el enfurecido Emperador, mandó que muriera asaetado. 


La iconografía moderna, muestra al santo imberbe y semidesnudo, aunque no siempre fuera así, otra de sus características es su composición corporal atlética, unido a su resistencia física, valor y entrega, entre otros, es considerado, patrón de los atletas.

Relativamente tiene pocas saetas, y quizás tenga algo que ver, con que San Sebastián no murió asaetado, aunque lo dieron por muerto, sobrevivió al martirio, tras la recuperación no huyó y sin dudarlo, se presentó ante el Emperador Diocleciano, reprochándole su conducta de persecución a los cristianos, enfurecido Diocleciano, mandó que lo apalearan hasta morir y esta vez los soldados cumplieron a rajatabla la orden. 

Detalle brazo izquierdo

Hoy día, este santo, patrón de innumerables localidades, está un tanto olvidado en Villa del Campo, pero en un tiempo no muy lejano, contaba con una ermita compartida con el también Mártir San Fabián, ubicada en el alto de las eras, motivo por el que cobra sentido la alusiva coplilla de las ranas, aunque hoy día, tanto la ermita como la laguna han desaparecido. En torno a su ermita el 20 de Enero, se celebraban grandes fiestas de carácter caritativo, sufragado por la Cofradía de la Misericordia, como era habitual estas cofradías y ermitas, edemas de los cofrades, solían contar, con propiedades que aportaban ciertos beneficios y con ellos mantenían el culto y las tradiciones, las progresivas desamortizaciones fueron acabando con las remesas y con ellas desaparecieron muchas ermitas y cofradías, caritativas. (Entre otras, la Cofradía de la Misericordia tenía como instituto y cargas servir a los pobres, tanto locales como forasteros, en sus enfermedades y necesidades, así como darles cristiana sepultura a cuantos sin caudal muriesen en la jurisdicción de la Villa).

Así pues sabemos que San Sebastián tenia ermita y dotación, que es muy festejado en pueblos cercanos y de la tradición que existía en Villa del Campo el día de su festividad, cada 20 de Enero, la Cofradía de la Misericordia solía gastar más de 200 reales de vellón, en dar a los pobres una libra de pan, un vaso de vino y un poco de queso, y que con anterioridad gastaban una vaca entera que consumían los más necesitados, también se sabe que en la ermita había misa, y procesión, y que estas costaban 23 reales de vellón entre el cura y el sacristán, y que cuando ya no pudo celebrarse la misa en la ermita por hallarse derruida, la celebración se continuo celebrando en la Iglesia Parroquial. 

                                                                                         E. Moreno

                       Rockville. Maryland, 4 de Enero 2024





sábado, 9 de diciembre de 2023

Diccionario de Rumboso titulo y notable desaguisado

 La elaboración de un diccionario a nivel nacional, ya sea geográfico estadístico o de cualquier otro contenido, siempre es de agradecer, ya que genera gran información que puede consultarse sin necesidad de desplazamientos, recopilar toda esa información es una labor que suele tardar años y como es lógico requiere la participación de infinidad de personas que bien en nomina o organizaciones provinciales, comarcales o locales, participan en dicha elaboración, tradicionalmente se hacían mediante interrogatorios o cuestionarios que cada localidad rellenaba con los datos de que disponían, contestando a las pertinente preguntas que les correspondiesen, si era estatal, o bien mediante colaboradores o corresponsales, tales como secretarios o maestros, si era de ámbito privado.

 Con la pretensión de actualizar el de Madoz, allá por el año 1881, Pablo Riera y Sanz, comenzó a publicar su propio diccionario al que llamó Diccionario Geográfico, Estadístico, Histórico, Biográfico, Postal, “Municipal, Militar, Marítimo y Eclesiástico de España y sus posesiones de Ultra Mar”.

Publicado bajo la dirección de D. Pablo Riera y Sans, con la colaboración de distinguidos escritores.

Muy completo pero algo incomodo ya que a diferencia de otros las localidades aparecen por orden alfabético a nivel nacional en lugar de provincial como solían ser los diccionarios de la época. Consta de 12 volúmenes, publicados por la Librería Imprenta, Religiosa y Científica del heredero de Pablo Riera de Barcelona.

Sin ser muy conocido, a nivel general, debió cumplir su cometido, si bien aun siendo correcto en el fondo, visto desde la perspectiva de Villa del Campo, en la forma fue un desaguisado, en el tomo III del año 1882, en la pagina 273 aparece textualmente lo siguiente:

“CAMPO. — V. con ayunt., á la que se hallan agreg. 32 cas. y grupos, edif., viv. y alb. ais. Cuenta con 1,210 hab. y 571 edif., de los cuales 30 están habitados temporalmente y 49 inhabitados. - Org. civ. Corresponde á la prov. de Cáceres, al 2.° dist. Del part. jud. de Logrosan para las elecciones de diputados provinciales y al dist. de Cória para las de Córtes. - Org. mil. C. G. de Extremadura y G. M. de Cáceres. - Org. ecle. Pertenece á la dióc. de Cória y tiene una iglesia parroquial bajo la advocación de Santa María, servida convenientemente y una ermita dedicada al Santísimo Cristo de los Desamparados, imagen de antigua y fervorosa veneración. - Org. jud. Forma parte del part. jud. de Cória y está sujeta á la aud. territ. De Cáceres, de donde dista unos 76 k. y 21 de Cória. - Org. econ. Para el pago de contr. Depende de la admon. econ. de la prov. - S. púb. Recibe y emite la corr. por cn. de Avila á Cáceres y Plasencia á Cória. - Op. púb. y med. de com. Todos los caminos por donde se pone en com. con los pueblos limítrofes, son vecinales ó de herradura, permitiendo el tránsito de carruajes, la llanura del terreno. - Ins. púb. De fondos municipales se costean 2 escuelas de primeras letras, una para niños y otra para niñas, bastante concurridas una y otra. - Art of. ind. Ademas de la agrícola, que constituye la más importante de sus ind., hay una fábrica de paño ordinario, otra de jabón, 2 batanes, establecimientos de comercio y algunas profesiones y of. mecánicos útiles y necesarios. -Pob. Fórmanla 534 edif. la mayoría antiguos y de un solo piso, pero de regular construcción y comodidades, distribuidos en varias calles y plazas.

En una de éstas, que es la plaza mayor ó de la Constitución, hállase la casa consistorial que es cómoda y espaciosa, lo mismo que la iglesia. Los manantiales de agua son escasos, por cuya circunstancia el vecindario se ve obligado gran parte del año á surtirse de la de pozos.

- Sit. geog. y top. Sobre una pequeña colina, con gran ventilación por estar libre al combate de los vientos, disfrutando clima benigno y saludable, hállase la v. que trazamos lindando al N. con tér. de Hernán- Pérez, al E. con el de Pozuelo, al S. con éste y el del Guijo de Cória y por 0. con el de Santibañez el Alto. El terreno es de regular calidad, pero muy quebrado y pedregoso, sin más riego que el que proporcionan algunos arroyos, cuyo curso inconstante y poco caudaloso falta en la época del calor. Gran parte del radio se ve poblado de maleza, más que de arbolado y la prod. consiste en cereales, vino, aceite y algunas legumbres. Se cría ganado de varias clases y es abundante en caza”.

Una vez más, se confunde al Campo con Campo Lugar que sí pertenecía al partido judicial de Logrosan, y como era de esperar, en el tomo IV pagina 212 aparece EL CAMPO.—L. con ayunt., Corresponde á la prov. de Cáceres, al dist. de Logrosan para las elecciones de diputados provinciales y al de Trujillo para las de Cortes.

En el diccionario, hay 4 localidades conocidas como “El Campo”, uno agregado a Lillo León, hoy posible (Puebla de Lillo). Otro agregado a San Salvador de Cantamuga Palencia. Otro agregado a la parroquia de el Río (San Juan) hoy posible Río, localidad de Orense, y El Campo Lugar que se correspondería con El Campo, hoy “Villa del Campo”. 

El desaguisado no termina aquí, en el tomo III página 83 en la que se da información sobre la provincia cacereña, falta el mapa de Cáceres y en su lugar aparece el de Cádiz, que a su ved vuelve a aparecer en la pagina correspondiente a Cádiz, dándose la duplicidad de dicho mapa en detrimento del de Cáceres.

Dentro del mismo tomo III, pagina 77, al informar sobre la industria cacereña se limita a indicar lo ya consabido de otros diccionarios, entre la escasa industria, cita las fabricas de bayetas y paños que había en El Campo y lo hace como Villa del Campo, de igual modo en la pagina 1.014, nos menciona al informar sobre las parroquias de la diócesis de Coria.

En cambio al citar el repartimiento de la riqueza y cupos que deben satisfacer los pueblos de la provincia, pagina 80, lo hace como “Campo (Villa)”.

No termina aquí el caos enciclopédico, en el tomo IX, pagina 784, cuando delimita a Santibáñez el Alto, aunque se olvida de muchos de sus linderos, indica que limita con Cadalso, Campo, Calzadilla y Gata, en el tomo V al delimitar a Guijo de Coria y Hernán Pérez  paginas 374 y 435 respectivamente, nos cita como Campo, de igual forma que Santibáñez, en cambio Villanueva, nos delimita como Villa del Campo, como puede verse, dentro de las delimitaciones, también había diferencias, en el tomo VIII, tomo en el que se encuadra Pozuelo, paginas 360 y 361, el desaguisado no cesa, aquí ni tan siquiera nos cita como linderos, (claro que en aquella época y tratándose de Pozuelo se podría esperar cualquier cosa, no seria la primera vez que nos ignorasen) unos años atrás, en el diccionario de Madoz, al citar los linderos lo hacen como Villa del Campo.

Queda patente que en un mismo Diccionario, hay demasiados nombres para una misma localidad, que en su entorno se la conocía con todos esos términos y algún que otro más, pero en un diccionario de esas características deberían haber tenido más uniformidad al citarla, lo cual indica que el editor y sus colaboradores tenían enormes lagunas en la materia.

 

                                                 Madrid, Diciembre de 2023

                                                                                  E. Moreno

lunes, 4 de diciembre de 2023

 

Mapa de Portugal y parte de España, fechado entorno a 1930


Hasta no hace mucho, elaborar un mapa a toda regla, no era algo que se hiciera todos los días, tampoco era habitual que se creasen nuevas localidades ni que estas cambiasen frecuentemente su nomenclatura o denominación, ni se movieran mucho sus delimitaciones, las fronteras solían ser estables, y los ríos arroyos y regatos, sin más, solían seguir su propio curso, hoy día las modernas calzadas, los trazados ferroviarios y la creación de nuevas localidades o urbanizaciones, hacen menester ciertas remodelaciones de los modernos mapas, en los apenas si interviene la mano del hombre.

Pero en los tiempos del mapa en cuestión, era necesario reunir mucha información y hábiles manos que la interpretaran.

Este mapa de Portugal, y parte de España, forma parte de una edición internacional no oficial, del atlas geográfico Stieler, obra de compilación cartográfica elaborada en Gotha (Alemania) por el editor cartográfico Justus Perthes, la primera versión del atlas, la sitúan en torno a 1826 o 1828, unos 10 años antes del fallecimiento de su autor Adolf Stieler, de el se hicieron varias versiones y a su vez sobre estas, cartógrafos posteriores, hicieron  numerosas adiciones y correcciones, la relación de este mapa con otros semejantes, sitúan su creación en torno a 1930.

Estas vagas aclaraciones o explicaciones técnicas, carecerían de valor, si no fuera porque el mapa tiene grabada una nomenclatura o denominación que como tal, duró muy poco, tan solo 393 días, y se supone que la inscripción, fue marcada en fecha muy posterior a la denominación oficial, ni que decir tiene que hablamos de “El Campo”, que en este mapa, aparece bajo la denominación de “Campo de Alcántara”.

Por Real Decreto de 27 de Junio de 1916 (Gaceta de Madrid Nº 184, 2 de julio) quedaba aprobada la Reforma de la Nomenclatura Geográfica de España, tras el citado decreto, 573 pueblos cambiaban de denominación en España, una veintena de ellos en la provincia de Cáceres, entre los que se hallaba “El Campo” que como ya se ha citado pasó a llamarse “Campo de Alcántara” y así consta en las elecciones Provinciales de 17 de Marzo de 1917, cuatro meses más tarde, el 25 de Julio, la Gaceta de Madrid en Real Decreto, disponía que el nombre de “Campo de Alcántara” asignado a la localidad de “Campo” de la provincia de Cáceres, pasaba a llamarse “Villa del Campo”.

Detalle del mapa

 Como ya se ha dicho una veintena de pueblos cacereños cambiaron por ley su nomenclatura, algunos de ellos, también figuran en el mapa, con su nueva nomenclatura, por tanto nada que objetar si “El Campo” hubiera mantenido su nueva denominación, pero “El Campo” no se resigno a la nueva denominación y consiguió oficialmente llamarse como desde hacia 380 años, se venia denominando desde su Ayuntamiento.

Este hecho pilló a los alemanes con el paso cambiado y sin que ellos se enterasen, crearon un mapa políticamente incorrecto, convirtiéndolo en una meritoria rareza, que pudo pasar para que un significativo pueblo, muy común en este tipo de mapas, (como tal, El Campo o simplemente Campo, aparece destacado, en varios mapas de este editor, con un circulo superior a muchos pueblos de la zona, que lo marca como lugar importante o conocido y por supuesto con el sempiterno camino de Brozas a Granadilla en lugar destacado).

¿Qué pudo pasar, para que esto sucediera? A simple vista, los cartógrafos alemanes, estuvieron atentos a los cambios de nomenclatura españoles, pero no tuvieron en cuenta los planes campusos, que se resistieron a denominarse así y lucharon hasta conseguirlo, por tanto cuando los alemanes hicieron una nueva revisión y corrigieron el atlas, se encontraron con que “El Campo” ya no se llamaba “Campo de Alcántara” si no Villa del Campo.

                                                                 Madrid, Diciembre de 2023

                                                                                                  E. Moreno

lunes, 27 de junio de 2022

Boda Extremeña

“La boda Extremeña en la tradición Campusa”

Villa del Campo 

A la memoria de mi padre, que dio lo que tenia cuando le fue pedido.


Boda de Carmen y Luis

Audio 1 De Bodas “La María” Paulino Bonilla, de Villa del Campo. Partitura 323G Cancionero Popular de la Provincia de Cáceres, interpretada por Javier Cobeña


De un tiempo a esta parte se ha hablado mucho de las bondades de la boda Extremeña y sin duda, la ha estudiado gente de mayor valía, en los casos que he llegado a conocer, siempre he notado que falta algo, tal ved por carecer de interés, no se haya mencionado y es por tanto que en la medida de lo posible, intente exponerlo de manera más amplia, sí es que cabe la expresión.

En primer lugar la intención es tratar de unir la música al texto, y oír al instante lo que se interpretaba en cada ceremonia o ritual de la boda, visto desde  la perspectiva de Villa del Campo y aceptando que en los pueblos de al lado, pudieran hacerlo de otra forma, y siendo consciente de que sin matizar los pormenores locales, las antiguas bodas eran muy parecidas en todas partes, solían durar tres días,  víspera, boda y tornaboda, antes de la ceremonia se hacían los preparativos, especialmente, los relacionados a lo culinario, todo se hacia en casa y ninguna estaba preparada para la ocasión, había que sacrificar animales y cocinarlos, en un trabajo escolar, titulado “Costumbres de mi pueblo” realizado por Javier Gutiérrez Alcalá, en torno a 1990, se comenta, que la víspera de la boda, las mujeres con las artesas a la cabeza bajaban al arroyo a lavar los vientres de las reses sacrificadas, y que a su vez portaban una botella de aguardiente y dulces para convidar a quienes encontraran a su paso, y que a su vuelta se elaboraban las turras y ataos (plato típico del pueblo)  que se comía el día de la boda como almuerzo, teniendo en cuenta el escaso caudal del arroyo y que en el Campo, la tradición de las bodas era en Agosto, tras la recolección de la cosecha, no ha lugar al arroyo, más bien lo harían a pozos próximos al pueblo, también había que elaborar dulces, acumular, suficiente vino, mesas, bancos y sillas, cubertería, loza, y un sin fin de utensilios, destacar que el proceso, se multiplicaba por dos, debido a que los invitados del novio comían en casa del novio y los de la novia en casa de la novia, con lo cual la implicación en algunos casos era considerable y todo lo hacían los más allegados, que comenzaban a estar de boda, antes de que esta se celebrara.

Ir de boda suponía una fiesta extra, que no estaba en el calendario festivo, ya que estas solían ser en días de diario, las bodas tradicionales conllevaban un gran trabajo colectivo, como era preceptivo comenzaban con las amonestaciones, es decir anunciar públicamente la intención de casarse, por si existía algún impedimento a dicho matrimonio, al tratarse de ceremonias por la Iglesia, como solía decirse, se anunciaban tres Domingos seguidos en la misa mayor de los Domingos.

La víspera de la boda, al oscurecer, los novios recorrían las calles del pueblo avisando de que se casaban, uno a uno llamaban a las casas de los invitados y estos contentos y felices se unían a ellos, cantando coplas alusivas a la nueva situación, dentro del citado trabajo Costumbres de mi pueblo, se cita una, que dice así:

Coge la cobija, novia

y métete para la sala

y ponte a considerar

lo que vas a hacer mañana.

Terminada la ronda, eran convidados y se iban al baile, que pagaban los novios.

El día de la boda solía amanecer con alguna alborada a cargo del tamborilero, con algo de acompañamiento que con dulces y botella de aguardiente en ristre recorrían las calles cantando.

Audio 2 Alborada de bodas. Cesáreo Campo, de Valdeobispo. 152 Lírica Popular de la Alta Extremadura. interpretada por Javier Cobeña

Padrinos

Audio 3 Para ir a buscar a los padrinos. Cesáreo Campo, de Valdeobispo. 154 Lírica  interpretada por Javier Cobeña


El ritual de la ceremonia que solía ser matutina, comenzaba con el padrino saliendo a buscar a la madrina, (tradicionalmente los padrinos, solían ser los del bautismo, uno por cada lado, según circunstancias o conveniencias propias de cada cual), todo ello amenizado con acordeón o tamboril, (los antiguos tamborileros amenizaban estos actos, con música especifica para cada una de las partes de que se componía el ritual, ya que había un toque especifico para cada función).

Novio y padrino

Audio 4 Para ir a buscar al novio. Antolin Garrido de Montehermoso. 163 Lírica  interpretada por Javier Cobeña


Con los padrino, el cortejo se encaminaban a buscar al novio, minutos antes de salir de su casa, cuando el novio ya estaba vestido, el padre, impartía la bendición, durante el acto el hijo permanecía de rodillas ante el y podía consistir en una simple señal de la cruz, o en unas palabras a modo invocación a Dios, consejos o peticiones y tras ellas, la señal de la cruz, bien en el aire o sobre la frente o cabeza. (en caso de que el Padre hubiera fallecido, la misión recaía sobre algún tío o de algún familiar cercano y mayor que el) La bendición se solía impartir de manera privada, por lo que no levantaba mucha expectación, aunque no siempre fuera así, dentro de los antecedentes que el hecho pudiera tener origen en la antigua costumbre de los matrimonios concertados, en tal caso podría significar que contaba con la aprobación (bendición) del padre. Dentro del catolicismo la aprobación de un padre, podría referirse a la aceptación, no a la bendición, si se toma como ejemplo el hijo prodigo, el padre permite que el hijo se baya, pero no tiene el respaldo del padre, que le deja marchar, pero no aprueba su conducta, al darle la bendición, le respalda y da su apoyo. De idéntico modo, el ritual se celebraba con la novia. 

En nuestros tiempos con los matrimonios libremente elegidos, de algún modo, vendría  a ser como una autorización paterna a que el hijo o la hija saliera de casa y emprendiera una nueva vida con su consentimiento, el acto está presente en otros rituales no católicos.

Aunque lo más importante estaba por llegar, poco a poco, la boda tomaba cierto impulso, ya que todos los invitados del novio, esperaban en su puerta y cuando el salía se incorporaban a la comitiva.

Audio 5 Para ir a buscar a la novia. Cesáreo Campo de Valdeobispo. 155 Lírica  interpretada por Javier Cobeña


La comitiva se encaminaba a casa de la novia, y llegaba el gran momento, como en todas partes, ver a la novia siempre fue un algo especial, aunque en los tiempos en que se centran estas notas, sin perder distinción, las novias eran elegantes y a su vez sencillas, se solían casar de corto y el color acostumbraba a ser negro, sin contar el luto, las razones del traje negro pueden ser múltiples, el negro es un color más sufrido y sobrio que el blanco, en aquellos difíciles tiempos, todo era aprovechable, además de  elegante, el negro implicaba más humildad, el blanco se relacionaba más con clases más altas y de hecho era más caro, el color negro tenia más salida que el blanco, al vestido de novia se le daba nueva vida luciéndolo después de la boda, comprar un vestido para una sola ocasión, en las capas bajas no era rentable.

Camino de la Iglesia

Audio 6 Marcha del cortejo a la Iglesia. Vicente Garcia de Ahigal. 162 Lírica  interpretada por Javier Cobeña

Tras recoger a la novia, la comitiva encabezada por la novia y el padrino se encaminaban a la Iglesia.

La salida de la novia y el paso de esta, camino de la iglesia, era uno de los momentos más esperados, las esquinas y puertas, aledañas a la casa de la novia, solían ser tomadas por grupos de mujeres no invitadas a la boda, que disimuladamente charlaban, como si se hubieran encontrado allí por mera casualidad, tras la salida de la novia, las más ágiles correteaban por calles paralelas a coger puesto en las proximidades de la Iglesia, sin duda el lugar preferido y el mejor punto de observación, la calle es ancha, se la veía de frente y era el momento mágico en que más lucia la novia, que acompañada de todo su cortejo era el centro de todas las miradas.

Audio 7 Llegada del cortejo a la Iglesia. Cesáreo Campo de Valdeobispo. 156 Lírica  interpretada por Javier Cobeña


Ceremonia Litúrgica

Llegados a la Iglesia la comitiva se detenía en la puerta sur, y bajo su portal, esperaban al sacerdote, este era avisado por los monaguillos y todo encajaba a la perfección.


Cabe recordar que la celebración del matrimonio (esponsales) no se hacia dentro de la Iglesia, la ceremonia nupcial se celebraba fuera y antes de la misa, cuando los novios cruzaban el umbral del Templo ya estaban casados. Entre otras muchas cosas se cree que al ser un acto publico, y en la calle, podría verlo más gente que dentro, la Iglesia no era partidaria de los matrimonios clandestinos y había luchado mucho por fueran públicos.

 En la puerta del templo, el párroco revestido con capa pluvial, (inequívoca señal de que no se trataba de una misa) recibía a los novios e invitados ya que era un acto publico que requería testigos, a grosso modo, tras una leve introducción al matrimonio, (creo recordar que del antiguo testamento, ya que en ella aparecían Abraham y Sara, Isaac y Rebeca) el párroco interrogaba a los novios para tomarles la palabra, preguntándole si estaban allí libremente y si conocían algún impedimento por el cual el matrimonio no podía celebrarse, posteriormente hacia extensible la pregunta a todos los presentes, tras el silencio, uniendo las manos de los novios, les preguntaba si querían contraer matrimonio, con palabras de presente, como lo mandaba la Santa Madre Iglesia y el Santo Concilio de Trento lo disponía, tras la respuesta afirmativa, venían las pertinentes preguntas individuales primero al novio y luego a la novia, y tras el si quiero, bendecía los anillos y las arras, (Tradicionalmente los anillos son colocados en el cuarto dedo de la mano, según San Isidoro, porque se dice de ello que tienen una vena que lleva la sangre al corazón, otra teoría es que al doblar los dedos centrales y juntar ambas manos, se pueden separar todos los dedos excepto los cuartos dedos, lo cual vendría a decir que las pareja han de estar siempre unidas) recitando las palabras de rigor el sacerdote colocaba un anillo en el correspondiente dedo al novio y le entregaba el otro para que se lo pusiera a la novia, a continuación le entregaba las bendecidas arras, y el novio las dejaba caer de sus manos a las de la novia, que las recibía en señal de matrimonio, (se suele decir, que las arras vienen a representar el sello de la unión de la pareja, o la promesa de compartir los bienes matrimoniales, las arras son trece, y se corresponderían una cada mes y la restante para limosna, también podrían tener otras lecturas que de algún modo encubrieran la vieja costumbre de comprar a la mujer con quien se iba a casar), dentro de las clases bajas, era corriente no usar anillos, ni de novios ni casados, razón por la que se pedían prestados, para la ceremonia, así como las arras que no solían ser monedas corrientes, (en mi casa había unos anillos y unas arras que se guardaban como oro en paño, aquellos anillos y arras eran los más bendecidos del pueblo, una y otra vez fueron usados en innumerables ceremonias con ellos se caso medio pueblo) tras las bendiciones de rigor, se pasaba al templo para la misa de velación.

En este punto, a pesar de que la ceremonia ya había terminado, el matrimonio no tenia plena validez, ya que para ello, era necesario celebrar la misa de velación. ¿A que se debía esto?

Es de suponer y como tal puede entenderse, que en sus principios, sin tradición alguna, la Iglesia Católica, no tuviese ritual de celebración y se adaptaran rituales paganos, como el Griego o Romano, en líneas generales los matrimonios venían a ser un contrato entre dos, que se celebraban en las casas de manera no pública, debido a los abusos de toda índole que se cometían sin el consentimiento de la mujer, se fueron adoptando ritos en los que estaba presente un sacerdote, aunque el acto se seguían celebrando en las casas y de manera no publica, la iglesia tenia presente, que la causa sustancial y eficiente del matrimonio se hallaba en el pleno consentimiento.

Mucho antes del famoso concilio de Trento ya había noticias, de disposiciones conciliares y sinodales, en las que públicamente se celebraban los matrimonios en las puertas de las iglesias, y que las misas de velaciones solían celebrarse al día siguiente. Hasta tiempos modernos, los rituales españoles, especialmente el de Toledo, reconocían una ceremonia doble.

Todo evoluciona y se renueva, y como parece lógico, las misas de velaciones, o misas votivas pro Sponsis, se hacen el mismo día, tras la celebración de la puerta, lo cual vendría a significar que era una parte de la misma, aunque como ya se ha dicho, no siempre fuera así, por tanto conllevaba controversia, sobre sí era una parte del ritual o tenía validez Sacramental, sin las solemnes bendiciones de la misa de velación. Fuere como fuere, ya que había cierta libertad a la hora de celebrar algunos actos que tuvieran arraigo en una zona o región, en el caso que nos ocupa, tras la ceremonia de interrogatorios, consentimientos, bendiciones e imposición de anillos y entrega de arras, se pasaba al templo y se celebraba la misa.

Extracto del tomo octavo del libro Historia de los Sacramentos "Sacramento del Matrimonio", escrito por el R. P. Carlós Chardón. de la congregación de San Vannes. Traducción del R. P. Fr. Alberico Echandi y Juan de Campo y Oliva.Año1801. 


Audio 8 Al entrar el cortejo a la Iglesia. Cesáreo Campo de Valdeobispo. 158 Lírica interpretada por Javier Cobeña 

En Villa del Campo, los novios y padrinos, no subían hasta el altar, durante la ceremonia permanecían arrodillados sobre unos reclinatorios colocados en la base de la escalinata, dentro de la misa, que aparentemente transcurría sin más, tenía lugar la ceremonia de la velación, consistente en poner un velo (Flammeun Nuptiale) cubriendo los hombros del novio y la cabeza de la novia, popularmente conocido como yugo, este velo también llamado palio, en Villa del Campo solía ser un antiguo Humeral, (prenda con la que el sacerdote cubre sus hombros y sujeta la custodia mientras se expone el Santísimo, o cuando procesiona) fuera de su servicio habitual por estar la seda de que se componía un tanto deshilachada, dado que las bodas solían ser en verano y dicho Humeral resultaba molesto para la novia que lo llevaba sobre su cabeza, se suprimió por una estola, más llevadera, (dada la importancia del acto y su larga duración, desde el Paternóster, donde se hacia la bendición solemne, uno de los rituales más antiguos del matrimonio Cristiano, hasta el final de la misa, hacia que el velo resbalase y el cura constantemente mandaba a los monaguillos a ponerlo en su sitio, algo que no sentaba nada bien a los contrayentes).

Al final de la misa, cuando el sacerdote bajaba del altar, se acercaba a los contrayentes y en voz baja les recitaba y daba el Nuevo Mandamiento.(Al tratarse de algo que el párroco decía a los contrayentes en voz baja y casi al oído, los monaguillos solíamos decir que era el recaino).

-(Un nuevo Mandamiento os doy. Que os améis el uno al otro, como Cristo ama a su Iglesia).

Tras la ceremonia, en la sacristía, se firmaban los papeles, civiles sin que esta se celebrara ya que la católica conllevaba la civil.

La no celebración de la velación estaba penada con la excomunión y penas pecuarias altas, de difícil evaluación hoy día.

En muchas ocasiones, los libros de registros de matrimonios religiosos, dicen que los novios “se casaron y velaron”. De hecho antiguamente existían dos libros, un para los desposorios y otros para las velaciones.

(De la importancia de la velación, da buena cuenta la ilustrísima comitiva de la Princesa María Manuela que en su ruta hacia la ceremonia de velación con Felipe II, pernocto en el Campo, aquel lejano 5 de Noviembre de 1543. Días más tarde, con gran regocijo fue recibida en Salamanca, los príncipes habían contraído matrimonio por poderes en Almeirim, Portugal el domingo 12 de mayo de 1543 en el palacio del embajador español don Luís Sarmiento de Mendoza. El 13 de Noviembre de aquel 1543, se celebro una segunda boda en Salamanca, y dos días más tarde, el 15 de Noviembre, a las cuatro de la madrugada, se celebro la Misa de Velaciones que duro dos horas y media, se dice que tras la bendición del arzobispo de Toledo, Juan Pardo de Tavera, los príncipes folgaron juntos durante dos o tres horas de aquella mañana de Noviembre, tras lo cual el príncipe se marcho a sus aposentos).

El rito de la velación nupcial toma el nombre del latín velatio, acción de tapar con un velo, y su finalidad era la de que los recién casados recibiese una bendición, con la que ellos y sus descendentes viviesen bajo los preceptos de la fe cristiana y alcanzasen así la vida eterna. (Durante algún tiempo se entendía que esta bendición estaba casi enteramente dedicada a la novia que la consagraba para al estado matrimonial). Por tanto el matrimonio no estaba completo y no podía cohabitar sin las correspondientes "velaciones nupciales" de la misa. 

En el rito judío, puede significar la nube que cubrió a Israel en el desierto, quedando ellos cubiertos por la presencia de Dios, ya que la celebración tiene lugar bajo la jupá, que consiste en un manto o pedazo de tela a modo de palio que viene a representa una casa, simbolizando el hogar de la  pareja.

Audio 9 Cuando salen los casados de la iglesia. Antolin Garrido de Montehermoso. 165 Lírica  interpretada por Javier Cobeña


Pasacalles













Tras la celebración, los recién casados y sus invitados recorrían el pueblo en bullicioso pasacalle, otra canción muy común en la zona, recogida en Costumbres de mi pueblo dice así:

El padrino es un piñón

la madrina es una almendra,

el novio cadena de oro

que a la novia lleva presa.

Entre música y canciones el acompañamiento pregonaba a los cuatro vientos el enlace de los recién casados y de paso se cumplía otro de los rituales, bien que la comitiva se dirigiera a la puerta de la suegra, o al pasar por ella, la suegra esperaba a la novia y le quitaba el velo, reconociéndola como tal, (aunque el traje fuera negro, el velo y los complementos podían ser blancos) esta costumbre no muy documentada, vendría a significar la costumbre romana, de que al terminar la ceremonia, la novia era llevada a casa del novio, quedando integrada en su nuevo hogar.
Tras la celebración, los recién casados y sus invitados recorrían el pueblo en bullicioso pasacalle, pregonando a los cuatro vientos que se habían casado, y de paso se cumplía otro de los rituales, bien que la comitiva se dirigiera a la puerta de la suegra, o al pasar por ella, la suegra esperaba a la novia y le quitaba el velo, reconociéndola como tal, (aunque el traje fuera negro, el velo y los complementos podían ser blancos) esta costumbre no muy documentada, vendría a significar la costumbre romana, de que al terminar la ceremonia, la novia era llevada a casa del novio, quedando integrada en su nuevo hogar. 
En tiempos no muy lejanos, venia a significar que la suegra la recibía y le abría de par en par las puertas de su casa, ya que antes no le estaba permitido. Cosas de la vida, el chico pedía la entrada y desde que le era concedida, entraba y salía en casa de la novia, en cambio a la chica no le estaba permitido, incluso podía sentir cierto temor, pasar por delante de la casa del novio, ya que no llegaba a estar bien visto.

Regreso de la casa del novio

Concluida la vuelta al pueblo, se pasaba al baile matinal, los bailes de bodas corrían a cargo del los recién casados y eran de puertas abiertas, todo el mundo podía entrar, aunque las normas tradicionales conllevaban que al matutino solo acudían los invitados, el resto del pueblo solía estar en las faenas cotidianas del campo, o bien no acudían a el, esto solía llevar ciertos desequilibrios, entre hombre y mujeres o personas de aproximadas edades, que eran las que más se solían cortar, o sacar a bailar, estas carencias eran aprovechadas por los más pequeños, que dado el carácter familiar de la celebración, y ante la falta de pretendientes de su misma edad, las chicas mayores solían bailar con sus parientes pequeños, con la explicita condición de que no las pisaran, algo que a falta de costumbre era bastante frecuente, razón por la que sin duda alguna, el baile de las bodas era una autentica escuela de baile, la única ocasión en la que los más pequeños aprendíamos a bailar y jugábamos a ser mayores, (el baile de los domingos nos estaba prohibido y solo podíamos verlo desde la reja), llegado el momento de comer, toda la comitiva daba otra vuelta al pueblo cantando y bailando, como ya se ha dicho, los comensales comían en casa de quien los había invitado.

Aparte de los famosos puros, que el novio o padrino, repartían a los invitados el día de la boda, existía la costumbre de que en los días que duraba el festejo, el novio repartía tabaco no sólo a los invitados, siempre llevaba tabaco en el bolsillo aunque el no fumara, algo que no resulta fácil de explicar, lo del puro podría tener una explicación lógica, debido a la costumbre de la buena mesa, café, copa y puro, y en las bodas, la buena mesa, se daba.

Audio 10 la Maná. Antolin Olivera de Guijo de Galisteo. 170 Lírica  interpretada por Javier Cobeña

Tras el reposo, regado por el vino, se procedía a pedir la maná de los novios, se hacía por todo el pueblo, se llamaba a la puerta y se decía "la maná de los novios" y alguien de la casa entregaba algo a los recién casados para que pudieran iniciar su nueva vida, de este modo, en mayor o menor grado, según posibilidades se contribuía a la formación de la nueva familia, inicialmente, se solía dar el grano que cabe en las manos, de ahí su nombre, hasta pasados los cincuenta del siglo pasado, solía ser lo que cabe en un plato, un celemín, media o una cuartilla, media fanega, variando según la posibilidad o afecto a los recién casados, para recoger el grano, los mozos llevaban costales que cargaban al hombro, cuando estos se llenaban eran llevados a casa de los novios, con el tiempo lo del grano dejo de entregarse y se ayudaba económicamente en metálico.

Según lo recogido en el ya citado Costumbres de mi pueblo, tras la Maná, en la puerta de los novios  se celebraba el “Tálamo” allí exponían lo que habían sacado, y al son del tamboril, bailaban con todo el que se lo pedía.

Tras el “Tálamo”, se volvía al baile y ahora sí que era una autentica fiesta, poco a poco, el pueblo entero concurría a bailar alegremente, y celebrar aquella unión, para los más pequeños no invitados, bailar con una chica era lo máximo que se podía esperar, en el salón de baile, podían verse las diferentes generaciones en un mismo afán, aprovechar la ocasión que brindaba la boda, al son de la música, las penas o penurias siempre fueron más llevaderas.

Audio 11 Tálamo. Santos Ginés de Riolobos. 169 Lírica  interpretada por Javier Cobeña

Después venia la cena, y tras ella, la hora de dormir, sin duda el momento más esperado de aquellos novios, tras varios días de ajetreo y siempre en el centro de las miradas, llegaba el momento de encontrarse solos el uno frente al otro, pero para muchos, la boda no había concluido, siempre quedaban los mozos y amigos que se resistían a que aquello acabase, las rondas entorno a la casa de los novios se sucedían continuamente y la insistencia era tal, que a veces el novio tenia que levantarse y seguir de juerga, otras se colaban en la casa y aparecían cuando los novios menos se lo esperaban, en ocasiones se echaba sal en la cama, algo que resultaba molesto al roce de la piel y como no, el famoso cencerro o campanillas colgado debajo de la cama, probablemente esto ultimo, antiguamente, tuviera una profunda razón de ser, desde siempre fue muy importante la consumación del matrimonio y esta era una de las maneras de anunciar que se había consumado el matrimonio, sin la necesidad de que alguien estuviera presente. No es de extrañar que en la tornaboda, se cantaran coplillas según hubieran sonado las campanillas.

Audio 12 Las Campanillinas, interpretada por Cerandeo


La tornaboda solía ser algo familiar y más trabajosas que festivas, aparte de aprovechar los restos de comida, había mucho que restregar y todas las manos eran pocas, las mesas, bancos, sillas, y demás enseres que se pidieron prestados, y habían sido utilizados sin manteles, (a quién no se le ha caído algo en la mesa, mientras comía en circunstancias normales) se devolvían inmaculadamente limpios, mediante pequeñas muescas que se borraban con el estropajo, se entregaba a cada cual las propias cucharas y tenedores que había entregado, apagado el bullicio todo volvía a la normalidad, mientras los recién desposados emprendían una nueva vida. 

               Agradecimientos a Antonio Pariente.

                                                         Gema Torres y 

                                                                 María Miguel Fuentes.

                                                  E. Moreno. Madrid 27 de Junio de 2022